O por contra, en vez de decir lo que nos "come, come" por dentro, lo guardamos, aguantamos "el chaparrón", y después estallamos por la mínima tontería y sale un torrente de "improperios" que hacen que todas nuestras razones, dejen de serlo.
Aprender a decir lo que pensamos, sin herir sentimientos, buscando el momento propicio y "alimentarnos" de lo que nuestros interlocutores nos transmiten a través de sus gestos y respuestas, para ir variando nuestro discurso y conseguir transmitir lo que queríamos al empezar la conversación, es el objetivo de la empatía y la escucha activa.
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