A menudo oímos consejos como "Pienta en positivo y te pasarán cosas buenas" o "Inténtalo con todas tus fuerzas y al final todo saldrá bien". Aunque tales palabras de sabiduría tienen su méritos, estas sugerencias bienintencionadas no te ayurdarán a alcanzar tus objetivos si al mismo tiempo muestras una conducta enfermiza. La clave para crear una fuerza mental consiste en reconocer y sustituir los comportamientos, pensamientos y sentimientos enfermizos que pueden estar saboteando tus mejores esfuerzos.
Trata de comparar la fuerza mental con la
fuerza física. Para un gimnasta, es igual de importante mantener su
físico con buenos hábitos, por ejemplo yendo al gimnasio, que alejarse
de malos hábitos, como la comida basura. Un régimen de ejercicio físico
no será efectivo si no se abandonan también los hábitos alimentarios
poco saludables.
Del mismo modo, la construcción del músculo
mental requiere trabajo duro, dedicación y ejercicio. Además de adoptar
hábitos saludables, también es indispensable evitar las conductas
nocivas, como los pensamientos negativos, un comportamiento
contraproducente y las emociones autodestructivas.
Fortalecer tu
mente te ayudará a alcanzar tus objetivos, ya sean convertirte en un
padre más paciente o llegar a ser un atleta de élite. Aprende a
identificar los obstáculos que sueles encontrar y practica ejercicios
que te ayuden a dar lo mejor de ti.
Ahí van 13 cosas que las personas mentalmente fuertes no hacen:
1. Perder el tiempo autocompadeciéndose
La
mayoría de los problemas y preocupaciones de la vida son inevitables,
pero sentir pena por uno mismo es una elección. Ya sea por la dificultad
de llegar a fin de mes o por algún problema de salud inexplicable, la
autocompasión no arreglará tus problemas. Si eres propenso a sentir pena
por ti mismo cuando las cosas se complican, entrena el cerebro para
cambiar la autocompasión por la gratitud. Las personas mentalmente
fuertes no malgastan tiempo y energía dándole vueltas al problema. En su
lugar, se centran en buscar una solución.
2. Abandonar sus fuerzas
Culpar
a otras personas de nuestros problemas y circunstancias puede resultar
tentador. Al pensar cosas como "Mi suegra me amarga" o "Mi jefe me hace
sentir mal" nos estamos dando por vencidos. Recupera tus fuerzas
aceptando toda la responsabilidad de lo que piensas, sientes y haces.
Encontrar el poder y la fuerza en uno mismo es un componente esencial
para fortalecer la mente y llevar el tipo de vida que quieres.
3. Huir del cambio
Aunque
nos sintamos más seguros en nuestra zona de confort, si esquivamos los
nuevos retos no podremos llevar una vida plena y enriquecedora. Aprender
a reconocer que evitas el cambio por la incomodidad de hacer algo nuevo
puede ser el primer paso de un largo camino en busca de una vida mejor.
Cuanto más te esfuerces por tolerar las molestias asociadas al cambio
-ya sea por empezar un trabajo nuevo o por romper una relación poco
sana-, más confiarás en tu capacidad para controlar el futuro.
4. Gastar energía en cosas que no pueden controlar
A
veces nos preocupamos por todo. En lugar de concentrarnos en
prepararnos para la tormenta, perdemos energía deseando que no llegue.
Si invirtiéramos la misma energía en las cosas sobre las que tenemos
control, estaríamos mucho mejor preparados para lo que nos depare la
vida. Piensa en las veces en que has estado tentado de preocuparte por
cosas que no puedes controlar -como las decisiones de otras personas o
el comportamiento de tus competidores- y dedica esa energía para hacer
algo más productivo.
5. Preocuparse por complacer a los demás
Mucha
gente dice: "No me importa lo que piensen los demás", pero a menudo es
un mecanismo de defensa para escudarse del daño y el dolor asociados al
rechazo. Los complacientes son de todo tipo. A veces se ven de lejos y
otras veces tienen demasiado miedo a enfadar a los demás. Hacer y decir
cosas que pueden no gustar requiere coraje, pero para llevar una vida
auténtica hay que vivir de acuerdo con tus valores, aunque tus
elecciones no sean populares.
6. Miedo a correr riesgos calculados
Cada
día tomamos decenas (o cientos) de decisiones sin dedicar mucho tiempo a
considerar los riesgos que estamos corriendo. Por ejemplo, ponerse
casco al montar en bici o meterse en una hipoteca son decisiones basadas
en nuestras emociones, no en el nivel de riesgo real. Tomar decisiones
basadas en el miedo no es una buena forma de calcular el riesgo. Las
emociones a menudo son irracionales y poco fiables. No puedes llegar a
ser extraordinario sin correr riesgos, y aprender a calcular bien el
riesgo es una forma de tomar mejores decisiones.
7. Vivir en el pasado
Aunque
reflexionar sobre el pasado y aprender de él es útil para fortalecer la
mente, dar demasiadas vueltas a las cosas puede ser perjudicial.
Quedarse en paz con el pasado para poder vivir el presente y planear el
futuro puede ser duro, sobre todo si has pasado muchas desgracias, pero
es un paso necesario para dar lo mejor de ti.
8. Cometer los mismos errores una y otra vez
Estaría
bien aprender de cada error y asegurarnos de que no vuelvan a
repetirse. Pero la realidad es que tendemos a cometer los mismos
errores. Aprender de ellos requiere humildad y voluntad para buscar
nuevas estrategias y ser mejor persona. Las personas mentalmente fuertes
no esconden sus errores o buscan excusas, sino que los utilizan como
oportunidades para crecer.
9. Molestarse por el éxito de otras personas
Que
un compañero consiga un ascenso o que un amigo hable de sus logros
puede hacer que sintamos envidia. Aun así, enfadarse por el éxito de
otras personas sólo interferirá en tu capacidad para conseguir tus
propios logros. Si estás seguro de tus propias posibilidades de éxito,
dejarás de envidiar a los demás y te dedicarás a perseguir tus sueños.
10. Rendirse tras una derrota
Es
normal sentirse avergonzado, descorazonado y fracasado cuando las cosas
no funcionan a la primera. Desde jóvenes, nos enseñan que fracasar es
malo, pero es casi imposible lograr el éxito si nunca te equivocas. Las
personas mentalmente fuertes ven las derrotas como prueba de que se
están esforzando para dar su máximo potencial.
11. Tener miedo a pasar tiempo solo
En
el apresurado mundo en el que vivimos, pasar un rato tranquilo a menudo
requiere un esfuerzo consciente. Muchas personas evitan el silencio y
la soledad porque la falta de actividad les hace sentir incómodos. Sin
embargo, el tiempo con uno mismo es esencial para fortalecer la mente.
Las personas mentalmente fuertes buscan oportunidades para estar solos
con sus pensamientos, reflexionan sobre su progreso y buscan objetivos
para el futuro.
12. Sentir que el mundo les debe algo
Es
fácil ser consciente de tus derechos. Pero esperar que el mundo -o que
la gente- te dé lo que crees que te deben no es una buena estrategia de
vida. Si estás ocupado intentando obtener lo que crees que mereces, no
te quedará tiempo para ver lo que tienes que dar tú. Todo el mundo posee
dones que se pueden compartir, independientemente de si les han tratado
de forma justa o no en la vida.
13. Esperar resultados inmediatos
Estaría genial tener todo al alcance de la mano y que bastara con pulsar un botón. Estamos tan acostumbrados al mundo de no hacer cola y no esperar
que nuestros cerebros empiezan a creer que todo tiene que ocurrir de
forma instantánea. Pero el crecimiento de uno mismo se produce más bien
al ritmo de un caracol, no a la velocidad de la luz. Independientemente
de si intentas adelgazar o mostrarte más atento, ten en cuenta que no
llega más lejos quien más corre. Si sólo esperas resultados inmediatos,
te llevarás más de una decepción. Las personas mentalmente fuertes saben
que el verdadero cambio requiere tiempo y están dispuestos a esforzarse
al máximo por ver los resultados.
La buena noticia es que todo
el mundo tiene la capacidad de fortalecer su mente. Pero, para hacerlo,
tienes que ser consciente de ti mismo, de los pensamientos, conductas y
sentimientos autodestructivos que te impiden aprovechar todo tu
potencial. Si observas zonas que necesitan mejorar, realiza ejercicios
mentales para crear hábitos sanos y fortalecer el músculo de la mente.
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